• Inicio
  • Iter Vitis
    • Presentación >
      • Socios >
        • Rioja Oriental - Ruta del Vino
        • ADRA - Rioja Alta
        • Galicia - Rutas de los Vinos
        • Ruta dels Riuraus
        • Fundación Espacios 21
        • Diputación Provincial de Huelva - Ruta del Vino
    • La red europea
  • Quiénes somos
    • Presentación
    • La Asociación
    • Hazte socio
  • Actividades
  • Blog
  • Biblioteca Virtual
  • Contacto
Iter Vitis España
  • Inicio
  • Iter Vitis
    • Presentación >
      • Socios >
        • Rioja Oriental - Ruta del Vino
        • ADRA - Rioja Alta
        • Galicia - Rutas de los Vinos
        • Ruta dels Riuraus
        • Fundación Espacios 21
        • Diputación Provincial de Huelva - Ruta del Vino
    • La red europea
  • Quiénes somos
    • Presentación
    • La Asociación
    • Hazte socio
  • Actividades
  • Blog
  • Biblioteca Virtual
  • Contacto

Vid(a)
​El blog de Iter Vitis

Los viñedos de Rioja Oriental, un ciclo sin fin

7/11/2022

0 Comentarios

 
​A lo largo y ancho de Rioja Oriental el viñedo cubre nuestro paisaje como si de un manto se tratara. A menudo se acompaña de los clásicos de nuestra tierra, como los almendros, los olivos y la rica huerta de la ribera del Ebro y sus afluentes; de nuestros montes y montañas, que acompañan la estampa limitando el horizonte con sus formas; de nuestros ríos, de nuestros bosques, de nuestros pueblos, de nuestras gentes. Compone así un variado y enriquecedor cuadro lleno de color que alcanza su máxima expresión artística cuando llega el otoño. Los colores ocres salpican nuestras vides y matizan las distintas variedades de las cepas, casi imperceptibles para el visitante en otras estaciones como el invierno, la primavera o el verano.
Foto
Foto
​Pero nuestro arraigado paisaje no pierde calidad o valor el resto del año, al contrario, y cada vez son más los que nos visitan y saben apreciar nuestro entorno natural independientemente del calendario. Nuestros agricultores se encargan de poner guapas sus viñas cuidándolas con mimo, proporcionando cuanto sea necesario para que las vides, etapa tras etapa, den lo mejor de sí mismas. Cuando acuden a realizar las labores propias de cada época del año llenan de vida y actividad nuestros campos, dejando un breve letargo tras la poda que inunda de paz a quien se para un minuto para contemplar las cepas desnudas, despojadas de casi todo, al menos de aquello que salta a la vista. En su interior, la necesidad de deshacerse de aquello que sobra se une a las ganas de brotar de nuevo, concentrando su energía en el necesario descanso que merecen tras la cosecha anterior. Solo hay que pararse a observar cómo cada cepa, en ocasiones centenaria, hace honores al terruño y se yergue fija, seria, estoica y oscura, a la espera de sacar adelante sus verdes, rezando por una primavera que los respete en temperatura y riegue sus raíces para un próspero crecimiento.
Foto
Foto
​A mitad de camino hasta que se completa la cepa con los pámpanos verdes y las hojas que dejan tupidas y vestidas de gala las vides, nuestros maestros viticultores continúan con las labores que corresponden, como la poda en verde oel espergurado. A los ojos del visitante, las cepas se mantienen impertérritas sobre el terreno y van vistiendo de verdes vivos el campo de Rioja, lo que permite observar, desde lo alto, el espacio que separa a unas y a otras, mezclando en el lienzo natural marrones, verdes y luces primaverales.
Foto
Foto
​El envero es otra de las etapas mágicas en nuestros amados viñedos; una vez aparecen los racimos, mimados desde su nacimiento, la sensación de ver cómo crecen y van madurando es una de las más satisfactorias; se une a ese gusanillo en el estómago que nos dice, como en un susurro, lo cerca que estamos de la vendimia. A veces es tan perceptible que sorprende, según llueva o haga sol; si es lo que la vid necesita, la mejoría es palpable y salta a la vista, sobre todo a ojos de quienes han mamado su labor sobre el terreno, esos que han aprendido de sus maestros, padres, abuelos, que han tenido la oportunidad de reciclarse y que también han puesto en práctica nuevas técnicas, adaptándose a la exigencia cualitativa de llevar el nombre de Rioja en las botellas que guardan lo mejor de sus frutos.
Foto
Foto
​Y llega por fin la esperada vendimia. Es momento de afanarse en la cosecha que seguirá llenando de sabores, olores y colores, los vinos de la zona. El campo hierve de actividad: tijeras, cuadrillas, remolques, tractores y a la bodega. Son días intensos y agotadores en los que el visitante puede apreciar la belleza de la satisfacción del trabajo bien hecho en los rostros de quienes trabajan la tierra. Los esfuerzos de todo un año se reflejan en cada racimo recogido, en cada remolque recién volcado, en cada litro de mosto. Llegó la hora de dar descanso a la tierra, a la raíz, a la planta, al paisaje. Todos deben reposar, recuperar, relajar el ritmo. Por suerte, en nuestra tierra, laviña nos acompaña y nos recuerda que este ciclo sin fin tiene un denominador común para viñedos, lugareños y visitantes; y es que a veces conviene parar y respirar profundo, aguardar pausados para mirar después con perspectiva, y afrontar, con ganas y fuerzas renovadas, los retos que la vida nos ponga en el camino.
0 Comentarios



Deja una respuesta.

Prowdly powered by BERDEAGO
  • Inicio
  • Iter Vitis
    • Presentación >
      • Socios >
        • Rioja Oriental - Ruta del Vino
        • ADRA - Rioja Alta
        • Galicia - Rutas de los Vinos
        • Ruta dels Riuraus
        • Fundación Espacios 21
        • Diputación Provincial de Huelva - Ruta del Vino
    • La red europea
  • Quiénes somos
    • Presentación
    • La Asociación
    • Hazte socio
  • Actividades
  • Blog
  • Biblioteca Virtual
  • Contacto