El pasado 1 de diciembre tuvo lugar la Asamblea General Ordinaria de convocatoria online entre los asociados contando como invitados a representantes del Cabildo y CR de La Palma. Se repasaron las actividades realizadas durante 2023, tanto respecto a gestiones de operatividad interna, como la asistencias a diferentes ferias, jornadas, seminarios y congresos. Se ha trabajado en la convocatoria de varios proyectos como CAMVIN, Red de Rutas Turístico Temáticas (Experiencia Turismo España) y Cultura Creativa. Dependiendo de la aprobación o no de estos proyectos, se establecieron varios escenarios con el fin de poder actuar con eficacia. Se aprobaron las cuentas del ejercicio anterior y el presupuesto del próximo ejercicio. Entre las propuestas a realizar que más entusiasmo tuvo fue la de organizar jornadas sobre la cultura de la vid y paisaje en cada uno de los territorios de los asociados, contando con la experiencia de La Rioja.
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El territorio de La Rioja Oriental, zona demarcada por el Consejo Regulador, abarca el territorio vitivinícola desde Villamediana, Alberite, Albelda… hasta la parte más oriental de la Comunidad Autónoma, Alfaro, Cervera del Río Alhama, Aguilar del Río Alhama… y también algunos municipios de Navarra. En total, 6 valles de La Rioja, el Valle de Ocón, el del Alhama-Linares, el valle del Jubera, el del Leza, el valle del Cidacos y el del Ebro. La Ruta del Vino Rioja Oriental surgió de la necesidad de aunar el territorio bajo el paraguas de una marca común que defendiera y dinamizara toda la zona con los mismos objetivos, y qué mejor nexo de unión que el vino y el enoturismo, en una región como la nuestra. Así, a través de la Ruta del Vino Rioja Oriental tratamos de potenciar el enoturismo, que no es únicamente el turismo del vino, sino que además de las bodegas, viñedos y servicios de cata, contamos con oleoturismo, con trujales o almazaras y sus mejores aceites de oliva, con Fungiturismo, que nos enseña los entresijos del mundo del champiñón en Pradejón y con comercios o restaurantes que utilizan los productos de la zona, como también lo es la verdura, para realizar exquisitas elaboraciones. Entre nuestros socios tenemos maravillosos establecimientos hosteleros y alojamientos que harán que nuestros visitantes se sientan como en casa. Y cómo no, oficinas de turismo y ayuntamientos, todo ello relacionado con la cultura del vino y teniendo como valor añadido el patrimonio y la riqueza cultural de la zona, muchas veces la gran desconocida de La Rioja, pero con un más que interesante relato histórico que contar. En nuestra Ruta del Vino encontraréis la mejor manera de vivir una experiencia enoturística única. Y además, para dinamizar aún más vuestra visita, contamos con una APP para dispositivos móviles, tanto para Android como para iOS (Apple) para conocer, con visita libre o guiada, museos, centros de interpretación y lugares con encanto natural para los más aventureros. Podrás tener a mano siempre que quieras los alojamientos en los que descansar y recuperar fuerzas, los restaurantes y bares en los que degustarás la mejor gastronomía de la zona, las bodegas, viñedos y servicios de cata de la Ruta del Vino Rioja Oriental. Descubrirás los comercios en los que comprar nuestros productos, las agencias que te asesorarán para crear la mejor experiencia adaptada a tus necesidades y todo ello agrupado por valles, para acortar los trayectos y maximizar la visita. Además, podrás obtener la geolocalización de cada apartado y escuchar la audioguía de cada una de las descripciones. Imaginaos por ejemplo, en el Valle del Leza, con el Cañón como principal recurso natural, disfrutar de una buena ruta rodeando el río; o en el Valle del Jubera, con las espectaculares Dolinas de Zenzano o la Ruta de las ermitas. Si os gusta este tipo de actividades, también disfrutaréis de los Sotos del Ebro, en Alfaro, o de la vía verde en el Valle del Cidacos, disfrutando de la huerta de Rioja Oriental y de la maravillosa verdura que da nombre a Calahorra por ser especialmente sabrosa; para los amantes de las rutas ecuestres, podréis disfrutarlas en el Valle de Ocón o en el del Cidacos, o seguir hacia el este descubriendo el Carrascal de Villarroya, con sus abejeras y corralizas, o los senderos y caminos en el valle del Alhama-Linares. Disfrutaréis de paisajes muy diferentes en función del valle que elijáis, todos ellos interesantes y singulares. Si os gustan más los recursos histórico-culturales, en la Ruta del Vino Rioja Oriental descubriréis los únicos tres recursos de La Rioja que pertenecen al Itinerario Europeo de Arte Rupestre, las Cuevas de los Cien Pilares en Arnedo, las Cuevas del Ajedrezado en Santa Eulalia Somera (Arnedillo) y el yacimiento celtíbero Contrebia Leucade en Aguilar del Río Alhama, verdaderas joyas para la vista y el conocimiento. Y por supuesto los castillos, sobre todo en el valle del Cidacos, en Arnedillo, Préjano, Herce, Arnedo, Quel o Autol. Pero también el de Cornago, que se yergue en lo alto y cuya interesante visita se completa con el Centro de Interpretación. Tampoco nos olvidamos, por supuesto, de la Catedral de Calahorra y su historia bimilenaria, su casco histórico y su judería, o la Colegiata de San Miguel, en Alfaro, y sus amadas cigüeñas que son dignas de admirar, la mayor colonia urbana en un solo edificio de toda Europa. Y es que nuestra Ruta del Vino es perfecta para el turismo familiar. No solo nuestras bodegas adaptan sus visitas o realizan actividades para los más pequeños, sino que lugares como Fungiturismo, el Molino de Ocón, el parque del Picuezo y la Picueza de Autol, la Iglesia de Santa María de Rute en Ventas Blancas en mitad de un viñedo, son todo un descubrimiento para ellos. Y por supuesto nuestros yacimientos de icnitas, los famosos Dinosaurios, que se pueden visitar, por ejemplo, en Enciso, en Munilla, en Cornago, con varias figuras de dinosaurios a tamaño real y conjuntos de huellas, o en Igea también, donde también encontraréis, además de las figuras y los yacimientos, incluido un árbol fósil, el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja.
Pero para acompañar todas estas actividades, como os hemos comentado, el nexo es el vino, el enoturismo, la raíz de todo. Por eso os invitamos también a visitar lugares singulares como los Lagares Rupestres de Santa Eulalia Somera, el barrio de bodegas de Quel, y por supuesto no podemos dejar de hablar del mar de viñas de Aldeanueva de Ebro, ciudad del Vino, en la que podréis ver en toda su plenitud desde el mirador de las Viñas y en otoño, con una combinación de colores que asombra y maravilla a partes iguales. Desde la Ruta del Vino Rioja Oriental seguiremos potenciando estas líneas de trabajo, conscientes de que las sinergias en el territorio son necesarias para ser potencialmente más fuertes, difundir mejor nuestras bondades y ofrecer una mayor oferta a nuestros visitantes, dado que el Enoturismo se ha convertido en una de las alternativas de mayor demanda para el turismo de interior. Haz clic aquí para editar. A través de sus caminos, senderos y recorridos, La Rioja Alta se convierte en un escenario idílico para pedalearlo. Si la bici es tu medio de transporte predilecto y estás buscando una excusa para hacer una de las primeras salidas del año, en nuestra ruta hay un sendero para ti. Aunque son muchas las maneras de descubrir los rincones de La Rioja Alta, una de las que más nos gusta es en bici. Salir a la naturaleza, respirar aire puro y pedalear entre las diferentes tonalidades de los campos y localidades de nuestro territorio siempre es buena idea, pero aún es mejor idea hacerlo por alguno de nuestros Senderos del Vino. A tu paso te irán recibiendo las viñas, los municipios, las tradiciones, la gastronomía y los planes de los socios de la Ruta. Con cada pedaleo, te acercarás un poquito más al final del trayecto, aunque ya te avisamos de que no querrás que acabe. Aún así, no te preocupes, porque siempre quedarán kilómetros por recorrer, planes que disfrutar y senderos que descubrir. Las mejores panorámicas pasan por Cenicero Aunque algo exigentes, los 33 kilómetros de este sendero son perfectos para una jornada en bicicleta en la que, entre ascensos y descensos, bordearás los ríos Najerilla y Ebro. Los ascensos te irán llevando hasta lo alto del cerro El Picón, desde donde podrás admirar unas vistas panorámicas y hacer un alto en el camino antes de retomar la ruta. Como todo ascenso conlleva un descenso, los de este sendero te acercarán a la cultura agrícola de Cenicero, a sus viñedos, y a sus pìnares para que a tu paso descubras sus sistemas de riego, los colores y aromas del territorio. Una ruta histórica por el Ebro Historia y naturaleza se combinan en el Sendero del Ebro, que parte del municipio de Briñas y cuenta con 15 kilómetros por donde se reparten puentes medievales, lagares rupestres y antiguos molinos. Además de enclaves históricos que ayudan a comprender el origen y la cultura de la zona, en este sendero, como es de esperar por su nombre, tendrás como compañero de viaje al Río Ebro. También habrá viñedos y chozos marcando tramos del camino y guiándote hacia el final en San Vicente de la Sonsierra. Un paseo en bici por las localidades del Bajo Oja Cuzcurrita de Río Tirón, Sajazarra o Tirgo, cualquiera de estos tres municipios pueden ser el comienzo y el final de este sendero circular por el Bajo Oja. En todos ellos encontrarás además motivos para parar y reponer fuerzas con alguno de los platos típicos de nuestra región. Los más de 20 kilómetros que recorren y unen los tres municipios son ciclables, accesibles y tienen una dificultad moderada, por lo que se convierten en una ruta ideal para conocer la belleza de esta zona. Visita las ermitas y dólmenes de la Ruta
¿Buscas una excursión entre localidades, campos y ermitas riojanas? Este sendero alterna las zonas urbanas de San Vicente de la Sonsierra o Ábalos con sus afueras, donde podrás aparcar durante unos minutos la bici para descubrir el conjunto de Santa María de la Piscina. Su ermita y su antiguo poblado esconden siglos de historia y leyendas que inevitablemente habrá que dejar atrás para volver a coger la bici y dirigirte hacia el Dolmen de la Cascaja y la aldea de Peciña. Antes de llegar al final de este sendero, tendrás también la oportunidad de llegar pedaleando a la necrópolis de Hornillos y finalizar tu visita entre sepulturas y ermitas. Un recorrido histórico por el Río Ebro Desde Briones a Cenicero, los 23 kilómetros de este sendero acompañan al Río Ebro y son perfectos para recorrer en bici, ya que el terreno es llano y sencillo. Sin embargo, el río no es el único que marca el camino y el ritmo de tu pedaleo, ya que ir acercándote al castillo de Davalillo será tu primer reto. No puedes perderte una visita por los alrededores del castillo y a la ermita adyacente (recuerda concertar una visita si quieres ver el interior) antes de volver a subir a tu bici e iniciar el descenso que te llevará de nuevo al borde del río Ebro. El paisaje de antiguas edificaciones de piedra será sustituido por el de la frondosa vegetación y el sonido de las aves. Un poco más adelante el río quedará atrás otra vez para que tu bici y tu zigzagueéis entre viñas, huertas y chopos antes de poner rumbo final hacia Cenicero. Para más actividades en bicicleta: Turismo activo Oja Sport El pasado 19 de enero 2023 tuvo lugar el XIV Foro de Turismo Responsable en las instalaciones de IFEMA, coincidiendo con la Feria Internacional de Turismo Fitur. En este mismo foro tuvo lugar el 5º foro de Mindful travel destinations.
Se presentaron tres paneles temáticos: Turismo Sostenible, Turismo Social y Turismo Enogastronómico. En este último se realizó el encuentro de ITER VITIS Europe (Itinerario Cultural Europeo) e ITER VITIS España, con la presencia de la Presidenta de ITER VITIS EUROPE, Emanuela Panke y la nueva Junta Directiva de ITER VITIS España. Contamos con las intervenciones de Eladio Fernández de Itinerarios Culturales, Sergio Ortega del Ministerio de Cultura y Juan Antonio García, Presidente Iter Vitis España, que marcó los objetivos para este 2023 consistente en la realización de una guía en formato digital donde se recopile los paisajes de viñedo, así como la consolidación de la asociación y acciones que difundan el conocimiento de la vid y promocionen los territorios que representan las asociaciones que forman parte. A continuación dejamos los enlaces con las diferentes intervenciones que tuvieron lugar: Intervención Eladio Fernández Intervención de Emanuela Panke, Sergio Ortega y Juan Antonio García. A lo largo y ancho de Rioja Oriental el viñedo cubre nuestro paisaje como si de un manto se tratara. A menudo se acompaña de los clásicos de nuestra tierra, como los almendros, los olivos y la rica huerta de la ribera del Ebro y sus afluentes; de nuestros montes y montañas, que acompañan la estampa limitando el horizonte con sus formas; de nuestros ríos, de nuestros bosques, de nuestros pueblos, de nuestras gentes. Compone así un variado y enriquecedor cuadro lleno de color que alcanza su máxima expresión artística cuando llega el otoño. Los colores ocres salpican nuestras vides y matizan las distintas variedades de las cepas, casi imperceptibles para el visitante en otras estaciones como el invierno, la primavera o el verano. Pero nuestro arraigado paisaje no pierde calidad o valor el resto del año, al contrario, y cada vez son más los que nos visitan y saben apreciar nuestro entorno natural independientemente del calendario. Nuestros agricultores se encargan de poner guapas sus viñas cuidándolas con mimo, proporcionando cuanto sea necesario para que las vides, etapa tras etapa, den lo mejor de sí mismas. Cuando acuden a realizar las labores propias de cada época del año llenan de vida y actividad nuestros campos, dejando un breve letargo tras la poda que inunda de paz a quien se para un minuto para contemplar las cepas desnudas, despojadas de casi todo, al menos de aquello que salta a la vista. En su interior, la necesidad de deshacerse de aquello que sobra se une a las ganas de brotar de nuevo, concentrando su energía en el necesario descanso que merecen tras la cosecha anterior. Solo hay que pararse a observar cómo cada cepa, en ocasiones centenaria, hace honores al terruño y se yergue fija, seria, estoica y oscura, a la espera de sacar adelante sus verdes, rezando por una primavera que los respete en temperatura y riegue sus raíces para un próspero crecimiento. A mitad de camino hasta que se completa la cepa con los pámpanos verdes y las hojas que dejan tupidas y vestidas de gala las vides, nuestros maestros viticultores continúan con las labores que corresponden, como la poda en verde oel espergurado. A los ojos del visitante, las cepas se mantienen impertérritas sobre el terreno y van vistiendo de verdes vivos el campo de Rioja, lo que permite observar, desde lo alto, el espacio que separa a unas y a otras, mezclando en el lienzo natural marrones, verdes y luces primaverales. El envero es otra de las etapas mágicas en nuestros amados viñedos; una vez aparecen los racimos, mimados desde su nacimiento, la sensación de ver cómo crecen y van madurando es una de las más satisfactorias; se une a ese gusanillo en el estómago que nos dice, como en un susurro, lo cerca que estamos de la vendimia. A veces es tan perceptible que sorprende, según llueva o haga sol; si es lo que la vid necesita, la mejoría es palpable y salta a la vista, sobre todo a ojos de quienes han mamado su labor sobre el terreno, esos que han aprendido de sus maestros, padres, abuelos, que han tenido la oportunidad de reciclarse y que también han puesto en práctica nuevas técnicas, adaptándose a la exigencia cualitativa de llevar el nombre de Rioja en las botellas que guardan lo mejor de sus frutos. Y llega por fin la esperada vendimia. Es momento de afanarse en la cosecha que seguirá llenando de sabores, olores y colores, los vinos de la zona. El campo hierve de actividad: tijeras, cuadrillas, remolques, tractores y a la bodega. Son días intensos y agotadores en los que el visitante puede apreciar la belleza de la satisfacción del trabajo bien hecho en los rostros de quienes trabajan la tierra. Los esfuerzos de todo un año se reflejan en cada racimo recogido, en cada remolque recién volcado, en cada litro de mosto. Llegó la hora de dar descanso a la tierra, a la raíz, a la planta, al paisaje. Todos deben reposar, recuperar, relajar el ritmo. Por suerte, en nuestra tierra, laviña nos acompaña y nos recuerda que este ciclo sin fin tiene un denominador común para viñedos, lugareños y visitantes; y es que a veces conviene parar y respirar profundo, aguardar pausados para mirar después con perspectiva, y afrontar, con ganas y fuerzas renovadas, los retos que la vida nos ponga en el camino.
El territorio se plantea en los últimos tiempos como una estrategia fundamental en los procesos de desarrollo rural. Un concepto que ha ido evolucionando desde una idea basada en un componente muy vinculado al espacio, a un planteamiento mucho más amplio en el que se integran conceptos como identidad, paisaje, dimensión social, producción local y valor de marca territorial.
El Mediterráneo, el Mare Nostrum, lugar donde Ulises navegó en su viaje hacia Ítaca, ha sido a lo largo de los últimos milenios lugar de guerras, de imperios que nacen, se desarrollan y decaen, pero también de comercio, de intercambios y de tradiciones. En este breve artículo vamos a ver un de estos bienes que nos llegaron de la otra orilla del mediterráneo. Hablaremos del vino, de su origen, de su comercio y su importancia como bien de prestigio desde la antigüedad hasta nuestros días.
Nuestros territorios giran en torno al mundo del vino y del viñedo. Es la actividad sobre la que se mueve la vida, la economía y, también el turismo de toda la zona. Una actividad de larga tradición histórica y una profunda raíz cultural que ha marcado y marca en la actualidad el ritmo diario del quehacer de sus habitantes. Son muchos los recursos que podríamos destacar en torno al mundo del vino, pero hoy queremos destacar uno que nos parece especialmente singnificativo, su paisaje; un paisaje que es considerado por la población local como uno de sus principales símbolos de identidad, al entenderlo como síntesis de la realidad y la evolución histórica del territorio. Es un elemento vivo y auténtico que mantiene toda su dinámica combinando tradición e innovación y que nos permite leer el tiempo en el espacio.
El paisaje del vino y el viñedo es percibido como el mejor exponente de la tradición y de la realidad actual en los territorios vitivinícolas. Se le tiene cariño y respeto y es valorado, no solo como un elemento de carácter estético más o menos amable, sino como una representación del territorio, como un valor del mismo y, también, como un activo.. Es sin duda el elemento cultural más transversal de los existentes en la actualidad en los territorios vitivinícolas y su cuidado y protección es una preocupación constante de sus habitantes.. Las reflexiones que se plantean sobre el tema parten de la conceptualización planteada en el Convenio Europeo del Paisaje, convenio suscrito por nuestro país en 2007. Un convenio que plantea un importante marco teórico a la hora de poder trabajar. El convenio define el paisaje como “cualquier parte del territorio tal como es percibido por la población cuyo carácter sea el resultado de la acción de factores naturales y humanos y sus interacciones”. A partir de esta definición en la zona podemos plantear algunas cuestiones de interés como son:
El paisaje se plantea pues, como un resumen de la realidad del territorio; de una síntesis de lo que la cultura del vino significa y ha significado en la vida de sus gentes y en la configuración del entorno que hoy podemos contemplar. De esta manera se puede facilitar una lectura y una experiencia integral del mundo del vino en el que todos los elementos que configuran el sistema de la vitivinicultura y la historia local quedan representados. Es además una constante durante la visita del turista, su percepción es continua y su cuidado y conservación y la interpretación del mismo facilita la inmersión del visitante en el entorno. En el se integran todos los elementos (urbanos, agrarios, geográficos,… los que permite poder mostrar una aprehensión total del territorio. Preservar nuestro paisaje no es solo una obligación de todos los que vivimos en los terrtorios vitivinícolas, es además un excelente recurso para desarrollar modelos equilibrados y sostenibles de turismo desde el respeto a la tradición y a la preservación de nuestros entornos. Una tarea en la que todavía tenemos mucho por hacer. Julio Grande |